lunes, 20 de agosto de 2007

Opinión de nuestros lectores

Si bien la opinion de nuestros lectores se publica debajo de cada nota, en la seccion comentarios, nos parecio oportuno incluir este como entrada, el lector adjunto direccion personal, telefono y dni, por ser este un medio expuesto al mundo queda a disposicion de la redaccion.

OPINIÓN
EL PODER DE NUESTRO VOTO

Como habitante de Olavarría desde algo mas de veinte años, y conociendo la ciudad desde 1944 cuando la numeración de las calles comenzaba en lo que hoy es la zona céntrica, y “la Necochea” estaba adoquinada, y leí en 1950 por primera vez El Popular, en El Luchador, la edición dominical llegaba puntualmente el martes cerca de mediodía en “la galera” de Marchetti. Aquí se desarrollaron y capacitaron algunos de mis hijos, siento por este partido un muy especial apego. Puedo además afirmar que conozco no solo la ciudad, sino también sus alrededores y todo el extenso partido que lleva su nombre, así como al resto de la provincia de Buenos Aires, lo que me permite hacer algunas apreciaciones tras haber conversado con miles de sus habitantes.

Hoy veo y de algún modo remoto participo, la contienda electoral que se avecina y no puedo menos que retrotraerme al “despegue” de Olavarría, que se produce en un período que comienza en 1958 en una débil y muy castigada democracia y continúa luego con gobiernos nacionales de extracción militar; que dan como resultado una ciudad “de las grandes”. Al renacimiento en 1983 de la democracia se produce una continuidad de aquel período pero dándole un tinte, a mi parecer demasiado personal, que desemboca en lo que hoy vemos; sin dejar de tener en cuenta que si el período 1987 – 1991 hubiera sido administrado con algún criterio eficiente, quizá el resultado actual sería diferente. Pasó aquí lo mismo que en Tucumán, en Azul y Tandil, pasada la experiencia, se pidió al antecesor: por favor, vuelva!

No quiero disfrazarme de historiador con estas apreciaciones. Solo deseo llevar por este medio a mis vecinos, la idea de que el poder del elector es lo suficientemente importante como para tomarlo muy en serio; y ello es muy simple, solo alcanza con analizar la trayectoria de cada candidato que pelea por ese voto que nosotros vamos a poner, que es NUESTRO y DEBEMOS usarlo en beneficio de todos. Por ejemplo: si es un desconocido, analicemos en que medio se desarrolla su vida, su familia, la capacidad y conocimiento que pueda demostrar. Y si es un político/a experimentado/a (de carrera), exijamos que publique fehacientemente los beneficios que trajo a nuestra vecindad en lenguaje simple y comprensible, y algo a tener muy en cuenta, cambió su situación económica a raíz de su gestión? En que sentido? Y todas las preguntas que haría una vecina en el almacén del barrio o verdulería de asistencia diaria.
Después de ese simple análisis estaremos en condiciones de premiar a algún/a vecino/a con el voto para que vaya a cumplir con nuestro mandato. Así el año próximo podremos felicitarlo o denostarlo.


Hay en el partido algo de medio millón de vacunos, y vemos pasar su carne en camiones de hacienda, en otros lugares vecinos hay frigoríficos, y allí trabajan personas. Estuve hace unos días en General Alvear y sentí una profunda envidia, en la vereda de las escuelas los niños estacionan sus bicicletas, y me contaron que al salir, las encuentran allí! Hay aquí un autódromo que es ampliamente superado por nuestras calles porque no hace falta licencia especial. Respecto del tránsito no hace falta agregar a lo ya conocido.

Si solo somos cien mil habitantes, no es imposible averiguar las necesidades de aquellas personas o familias que por no tener ingresos dignos o por alguna otra falencia social, mandan a sus pequeños a pedir monedas; luego al hacerse mas grandes no logran lo deseado, y lo obtienen de alguna otra manera (robo, prostitución, venta de drogas, etc). Desde hace mucho existe la o él asistente social, y la mejor asistente es la señora o el señor que vive al lado y que no interviene porque se siente solo, pero que debidamente apoyado ejercerá su derecho a tener vecinos honorables, sin perjudicar a nadie, sino ganando en mejorar la condición de quien está en situación difícil, de la que puede salir con un trabajo digno que un gobernante, también digno, puede proveer.

A mis adolescentes sesenta y nueve años y habiendo recorrido la vida con los ojos abiertos, mirando hacia los 180 grados posibles a simple vista y usando a veces el espejo retrovisor, me encuentro hoy frente a las grandes contradicciones políticas que caracterizan a nuestros dirigentes. Veo que “señores de la política” que hace poco tiempo eran los sucesores de Dios, han sido relegados a papeles sin trascendencia por lo menos palpable, reemplazados por los personajes a quienes debieron recurrir para mantener su movimiento y poder, desde las sombras. Y nosotros los ciudadanos somos quienes les asignamos un mandato. Le invito humildemente a tomar conciencia y hacer lo que nuestros políticos no le pedirán nunca. Piense!
Gracias...

Juan Horacio Varetta – Olavarría